Para cultivadores, consumidores responsables y profesionales de la industria cannábica en México, el reciente desalojo de los «Plantones 420» en la Ciudad de México marca un momento crucial en la evolución de los espacios de consumo público. ¿Estamos ante un retroceso en derechos o una oportunidad para establecer espacios regulados más seguros?
¿Qué está sucediendo con los plantones cannábicos en CDMX?
El Gobierno de la Ciudad de México ha iniciado intervenciones en los denominados «Plantones 420», comenzando por ubicaciones emblemáticas como la Estela de Luz y el Monumento a la Madre. Estas acciones incluyen el desalojo de vendedores y operaciones de saneamiento urbano, como parte de una estrategia para recuperar espacios públicos donde se ha reportado consumo recreativo de cannabis.
Las autoridades han señalado que estas intervenciones responden a situaciones de inseguridad, venta ilegal de drogas y afectaciones a terceros en estas zonas. Según los planes anunciados, próximamente actuarán en otros puntos de alta afluencia como las estaciones del Metro Hidalgo, Pino Suárez, Avenida Juárez y el plantón frente al Senado de la República.
La postura oficial: Consumo sí, pero no Venta
Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX, ha sido clara al afirmar que no dará marcha atrás en los derechos ganados: «El consumo lúdico de cannabis continuará siendo tolerado en la ciudad, pero en condiciones de orden y seguridad».
Esta declaración refleja una postura que busca equilibrar la libertad de consumo con la necesidad de mantener el orden público. Brugada ha explicado que estos espacios serán tolerados mientras no se conviertan en puntos de venta de drogas:
«Estos espacios son importantes, son tolerados, mientras no rebasen ciertos límites […]. La venta de cannabis o de droga, en fin, porque ya dejan de ser espacios de consumo, de libertad, sino que entonces ya son espacios donde se va y se compra, (donde) hay venta, y eso es lo que está prohibido».
¿Qué significa esto para la comunidad cannábica?
Para quienes forman parte de la industria y la comunidad cannábica en México, esta situación plantea varios escenarios y preguntas:
- ¿Cómo garantizar espacios seguros para el consumo? La funcionaria mencionó que ya se trabaja con colectivos para definir nuevos puntos de encuentro, alejados del paso peatonal y con reglas claras.
- ¿Qué modelo de regulación se está construyendo? Estas acciones parecen apuntar hacia un modelo que tolera el consumo pero regula estrictamente la comercialización.
- ¿Cómo afectará esto a los negocios relacionados con el cannabis? La jefa de Gobierno reconoció ser «sensible a las afectaciones que esta situación ha generado en los comercios, oficinas y viviendas cercanas».
El contexto más amplio: Una lucha por los derechos cannábicos
Estas intervenciones no ocurren en el vacío. Apenas el 24 de junio, aproximadamente 80 integrantes de la colectiva Siembra Cultura se manifestaron sobre Paseo de la Reforma, a la altura de la glorieta de La Diana Cazadora, exigiendo garantías a sus derechos como usuarios de cannabis.
Durante la protesta, señalaron que han sido objeto de hostigamiento por parte de las autoridades y reclamaron el fin de operativos que, según su perspectiva, criminalizan el consumo personal.
¿Qué pueden hacer los profesionales de la industria?
Para quienes trabajan en el sector cannábico, esta coyuntura presenta tanto desafíos como oportunidades:
- Participación en el diálogo: Involucrarse en las conversaciones con autoridades para definir esos nuevos espacios que menciona el gobierno.
- Promoción de buenas prácticas: Desarrollar y difundir protocolos de consumo responsable que minimicen las afectaciones a terceros.
- Educación: Aprovechar esta oportunidad para educar sobre la diferencia entre consumo responsable y comercialización ilegal.
- Innovación en espacios privados: Explorar modelos como los clubes cannábicos que ofrezcan alternativas seguras y reguladas para el consumo.
La intervención en los plantones cannábicos representa un punto de inflexión en la relación entre las autoridades y la comunidad cannábica en México. Si bien existe preocupación por posibles retrocesos en derechos adquiridos, también hay una oportunidad para establecer un marco de convivencia que respete tanto los derechos de los consumidores como los del resto de la ciudadanía.
Para la industria cannábica mexicana, adaptarse a este nuevo escenario será crucial para continuar avanzando hacia una regulación integral que beneficie a todos los actores involucrados.
Fuente: La Silla Rota