El primer contacto de América con el cannabis fue a través de Cristóbal Colón, que portaba en sus embarcaciones un estimado de cerca de 80 toneladas de velas y cuerdas hechas de cáñamo. Como dato curioso se pueden observar hojas de marihuana en el monumento a Colón en Barcelona.

En la década de 1530, uno de los españoles liderados por Hernán Cortés pusieron a sus trabajadores indígenas  a plantar cáñamo español en las tierras altas alrededor de la Ciudad de México. 

Primeras semillas mexicanas

En 1519 Hernán Cortés zarpaba a la conquista de México. Se cree que el cáñamo fue llevado a Méjico por Pedro Cuadrado de Alcalá del Río, un conquistador del ejército de Cortés cuando realizaba la segunda expedición a Nueva España (México). Cuadrado y un amigo cultivaron con bastante éxito. El gobernador finalmente les obligó a que limitaran su producción en 1550 (Mosk, 1939:171-175). En 1532 el Gobernador Don Sebastián Ramírez de Fuenleal mandó sembrar aquellas primeras semillas para desarrollo de una agricultura que era deficitaria entre los indios. Otros virreyes también fomentaron el cultivo de cáñamo, por sus múltiples aplicaciones, y llevaron labradores de España para instruir a los nativo

Plantaciones de Cañamo en el Virreinato.

La evidencia más sólida apunta a que el religioso y jurista español, Sebastián Ramírez de Fuen-Leal, al llegar a la Nueva España en 1530, fue quien dio la orden de fomentar este cultivo y también el que orquestó las primeras plantaciones alrededor de Ciudad de México. En palabras de Torquemada, entre 1530 y 1535, Ramírez de Fuen-Leal “puso diligencia en plantar muchas frutas de Castilla en todas partes e hizo sembrar cáñamo y lino

Sobre su uso medicinal, siglos más tarde, textos como el de Juan de Estey­neffer en su tratado Florilegio medicinal de todas las enfermedades de 1712 afirmaba que las semillas de cáñamo se usaban en horchata contra la gonorrea, o que las friegas y baños servían para regularizar el ciclo menstrual o para reducir la abundancia dela leche después del parto.

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